"VARANASI" A Chandramaya, devota de su dharma, que resplandece en los gatts con luz propia

En Benarés las vacas doblan las esquinas,

Mientras las motos acosan implacables,

Los frágiles cuerpos de las gentes,

Por las angostas callejas ancestrales,

En Khasi hay una reina y es ma Ganga,

Con una insólita corte a sus orillas,

Repitiendo el tiempo para siempre.

Sobre sus gatts de piedra milenarios,

Los que ascienden a templos, ashrams y palacios,

A ruinas, vertederos y guest houses,

Niños juegan cricket entre cadáveres,

Y los turistas husmean en las piras,

Con el negro morbo de sus cámaras.

Comisionistas, peregrinos y bhramanes,

Hipis, viajeros, japoneses y barqueros,

Crematorios, lavanderos y tendales,

Poojas, ritual y trapicheos,

Pordioseros, leprosos y barberos,

Vendedores, jugadores de cartas y farsantes,

Cabras, perros, búfalos y vacas,

Y aquí, y allá, y en cualquier sitio,

La noble dignidad de la pobreza,

La inocencia más grande de la tierra,

La humildad soportando el universo,

La devoción más pura enardecida,

La insólita luz de la aceptancia.

En benares, los babas, agoris y sanyasins,

Indiscutibles príncipes del río,

Señores del tridente y de la chilum,

De las rudrashas, las cenizas

Y los anaranjados trapos,

Con el ascua incandescente de sus ojos,

La antigua dignidad de su figura,

Y las señas evidentes del asceta,

Testimonio son y fe de vida,

De una sublime historia milenaria,

Varanasi no tiene más señor que Agori-Shiva

Y es el Ganges su poder incalculable,

Por siempre Shiva y Shakti desposados,

Varanasi es tanto muerte como vida,

Abismo como indescriptible dicha,

Es noche oscura en algunos,

Bienaventuranza en pocos,

Por que en Benares el Ganges,

Refleja a todos su vida,

Enciende la luz del dharma,

Para que nadie se evada,

De responder a su karma.

Fernando Díez